martes, 12 de julio de 2011

CAPITULO VI

Pero en la soledad de aquella comarca parecía que nadie la escuchaba. Sin embargo, en ese momento, un leñador que venia desde lo alto de la montaña paso cerca de la casa de la abuelita de Caperucita y escucho los gritos de la pequeña. Entonces, sin pensarlo dos veces, decidió ir en su auxilio.
Cuando vio la puerta de la casa entreabierta y ya no escuchaba ningún grito pensó que algo malo había ocurrido...Y así era: el lobo se disponía a tragarse a Caperucita. Pero justo antes de que lo hiciera, el leñador, muy astuto, cogió al lobo por la cola y... cuentan los que supieron de este cuento, que al ver tan gordo al lobo, el leñador sospecho que algo había pasado con la abuela de Caperucita y entonces le abrió la enorme barriga la lobo y saco a la abuelita de caperucita que se abrazo con su nieta. Después le agradeció al leñador por haber salvado a Caperucita de las garras de tan malvado lobo. Luego la abuelita muy recuperada preparo un pastel muy rico y unas colaciones que horneo en el horno de barro y que se comieron los tres muy felices porque estavan a salvo.


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